Tal y como os explicaba en el post sobre el origen e historia de Halloween, esta festividad comenzó a celebrarse de modo multitudinario en Estados Unidos a partir de mediados del siglo XIX, tras la masiva llegada de emigrantes irlandeses, que fueron los que llevaron hasta allí dicha celebración de origen celta y que tiene lugar cada 31 de octubre.
No todo el mundo disfruta de Halloween de la misma forma, ya que existe un grupo de personas que padecen un miedo atroz e injustificable a todo lo que rodea a esta celebración y son conocidos como ‘samhainofóbicos’, que es el término que se le ha asignado para definir a esta fobia.
Todo aquello que tiene que ver con la fiesta de Halloween crea fobia a los que la padecen, no pudiendo soportar la decoración, las calabazas y músicas tétricas, los disfraces y sobre todo los sustos que se realizan. Cada vez es mayor la presencia de elementos decorativos y la duración de los festejos del Halloween (algunos parques temáticos comienzan a celebrarlo a finales de septiembre), un hecho que acentúa más el miedo de estas personas ya que está muy presente en muchas rutinas del día a día (anuncios y programas de televisión, decoración en centros comerciales y/o tiendas…).
La samhainofobia está mucho más extendida de lo que realmente se cree, pues esta misma patología aúna a otras fobias a elementos que están presentes en la celebración del Halloween: fantasmas (espectrofobia), oscuridad (nictofobia), gatos (ailurofobia), cementerios (coimetrofobia) o arañas (aracnofobia), por citar unas pocas.
También podemos encontrarnos con aquellas personas que, por motivos religiosos, están totalmente en contra de la celebración del Halloween y todo lo relacionado con ésta les causa malestar y ansiedad.